Si como creyentes cristianos creemos que el Dios Todopoderoso es el autor y el dueño absoluto de la verdad, debemos entonces reconocer y creer que la Palabra de Dios plasmada en la Biblia es la VERDAD DIVINA, la cual fue escrita por individuos escogidos e inspirados por Dios, con el fin de ser revelada y predicada a la humanidad durante su vida terrenal, para dar a conocer la voluntad de Dios y el plan de salvación eterna para todos aquellos que creen en la obra redentora del Señor Jesucristo..
El señor Jesucristo, como Hijo de Dios, fue quien afirmó por primera vez la suprema importancia del amor espiritual en la vida humana:
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22, 37-40
El apóstol Pablo posteriormente, explicó magistralmente la relevancia el amor espiritual para la vida humana en su Carta a los Corintios capítulo 13:
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El patriarca de la iglesia cristiana Agustín de Hipona, describe el inigualable y maravilloso efecto del amor espiritual en el ser humano, recomendándo hacerlo de la siguiente manera práctica y sencilla:
“Ama y haz lo que quieras. Si callas, hazlo por amor; si gritas hazlo por amor; si corriges, corrige por amor; si te abstienes, abstente por amor. Si tienes el amor arraigado en tí, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos.”
Esta recomendación de San Agustin no es en absoluto una “misión imposible” para nosotros, si lo creemos y estamos convencidos de que efectivamente es posible, lo lograremos sin ninguna dificultad.
Si nos detenemos a pensar y analizar el exagerado afán de lucro y de acumular dinero, que ha sido creado artificialmente en la sociedad de consumo por la publicidad y los medios de comunicación, se llega a la sensata e inteligente conclusión, de que es mucho más fàcil y mejor ser un MILLONARIO EN AMOR, que un millonario en dinero.
Si recordamos el éxito económico de la industria del cine de Hollywood en el mundo del espectàculo, se puede afirmar que logró generar ganancias de dinero astronòmicas y en consecuencia, tambien produjo muchos actores y actrices millonarios en muy pocos años. Los actores más exitosos fueron llamados “Estrellas del cine” por los medios de comunicaciòn, a quienes les hacìan mucha publicidad, mostrando cómo vivian en sus lujosas mansiones valoradas en millones de dólares y cómo viajaban volando en sus propios aviones jet, sin embargo, sobre su vida privada se mencionaba muy poco o nada. Ese hermético silencio sobre su vida privada tenía una buena justificación: sus verdaderas vidas privadas no eran tan ejemplares como para darlas a conocer al público. La gran mayoría de esas “Estrellas” en sus vidas privadas terminaron literalmente “estrelladas” y arruinadas, caracterizadas ellas por: vidas conyugales turbulentas de hasta 8 o más divorcios, consumo abusivo del alcohol, adicción a drogas estupefacientes y a juegos de azar, suicidios, ruinas financieras, soledad, etc.
Sobre los reyes, los nobles de la sociedad y los ricos en el mundo, ha existido siempre desde el inicio de la historia, la muy conocida creencia o leyenda de que los poderosos, ricos, opulentos y millonarios, viven mucho más felices y mejor que la gente humilde y ordinaria. En la Palabra de Dios no se encuentra ningún texto o referencia en que se elogie las riquezas materiales, sino todo lo contrario, se censuran, por ser un gran obstáculo para la fe en Cristo y para alcanzar la vida eterna. Así lo afirmó Jesús según el evangelio del apóstol Marcos:
Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. Marcos 10, 25
Por lo tanto, esa creencia de que los ricos padecen menos sufrimientos y aflicciones que los demás, es totalmente falsa e imaginaria, debido a que por ser el Señor un Dios amoroso, misericordioso y justo, la aflicción en esta vida terrenal es universal para toda la humanidad sin exepciones, independientemente de su condición económica y social.
En las sociedades de consumo occidentales, la aspiraciòn general de cada individuo ya no es el ganar suficiente dinero, para poder vivir una vida cómoda de clase media alta, sino es la de alcanzar a ser un millonario, o mejor aún, ser un multimillonario.
Está comprobado que los medios de comunicación, especialmente los privados, tienen un impacto significativo en nuestra percepción de la realidad. Pues su objetivo es influir en la opinión pública y, en última instancia, crear en la población nuevos estímulos y deseos que persuadan a los consumidores a comprar aquellos productos y servicios anunciados en su publicidad, generando asi una realidad virtual e ilusoria a travez de las pantallas de los teléfonos inteligentes, la televisión, los computadores y los cines, que durante tanto tiempo estamos mirando cada día.
Como consumidores que estamos siendo adoctrinados por los medios, debemos estar muy atentos y ser desconfiados y críticos de los anuncios comerciales que nos ofrecen.
El gozo, la dicha y la verdadera felicidad son sentimientos que por lo general se viven y se disfrutan en secreto, en nuestra alma o corazón, generando en el individuo una satisfacción placentera y muy íntima, de la que nadie más puede percibir ni percatarse en absoluto. En conclusión, los momentos de gozo, dicha y felicidad verdadera no son manifestados por el cuerpo, ni siquiera hacia nuestros seres más amados y cercanos, cada persona los siente de manera exclusiva en su vida interior espiritual y secreta.
Es por esa razón, que en todas las expresiones artísticas como el teatro, el canto, el baile, la comedia, la ópera, el cine y sobre todo en las escenas de los avisos publicitarios de los medios, se hace uso de la actuación y la interpretación de papeles o roles fingidos, que son desempeñados por actores y actrices.
¿Cómo es posible entonces, que nos dejemos engañar por una sonrisa fingida o un gesto fingido de satisfacción de una actriz, y aceptemos dicha escena como una manifestación de “verdadera felicidad” en un aviso publicitario?
Nosotros como creyentes cristianos, quienes conocemos la verdad escrita en las Santas Escrituras, debemos de estar muy conscientes de que TODO lo que nos muestran los medios de comunicación en las pantallas, es una ilusión, un engaño virtual que nos invita a soñar y a imaginarnos un futuro irreal, el cual existe solamente en las pantallas, y que como consecuencia negativa, nos aparta del camino de fe y esperanza de vida eterna, enseñado por nuestro Señor Jesucristo.
La realidad común y corriente que se puede constatar en todas partes del mundo y en todas las épocas de la humanidad, y que sin embargo, no quiere ser aceptada por demasiada gente, es la siguiente: Para ser verdaderamente feliz no hace falta mucho dinero.