El amor duradero en una pareja surge, cuando sus almas se unen en un sólo ser.

Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha. 1. Corintios 13, 2-3

Esta reflexión está dedicada especialmente a mis queridas y admiradas mujeres, que están buscando una relación de pareja para toda una vida y que desean recibir algunos consejos, que les puedan servir de orientación en este asunto, que antes era algo simple y natural de la vida, pero que hoy en día se ha convertido en una tarea muy compleja y confusa, porque la publicidad y los medios de comunicación les ha llenado sus mentes con un montón de nuevos conceptos torcidos y mensajes comerciales sobre ese tema, mientras que el componente más importante para una lograr relación duradera, que son las almas de la pareja y sus vidas interiores espirituales, ha sido excluido e ignorado totalmente.

Debido a que en nuestra sociedad de consumo, TODO gira alrededor del dinero, el amor y la relación amorosa, por ser una necesidad espiritual muy importante, ha sido aprovechada comercialmente por la industria y muchos otros negocios, y de esa manera el bello amor espiritual ha sido por desgracia reducido y degradado a una simple mercancía.
Es por eso, que las empresas dirigen todos sus esfuerzos y actividades a embellecer a la mujer y hacer más atractivo su cuerpo exclusivamente, por medio de la venta de innumerables productos y servicios: cosméticos, vestidos, zapatos, cremas para arrugas y manchas de la piel, cirugía estética de senos y glúteos, novelas románticas, películas eróticas, pornografía, etc, etc ; con el único propósito de ganar dinero.

¿Y cómo no van a estar confundidas las mujeres?, si se les ha hecho creer: que tener relaciones sexuales es « hacer el amor », que si usan tal perfume o tal sombra para los ojos, van a seducir y a hechizar a los hombres, que si se operan los senos, los hombres las van incluso a perseguir, y cuentos y más cuentos.
El cuidado de la belleza y del aspecto en una mujer para verse más atractiva es indudablemente muy importante, pero no es lo ÚNICO, porque el atractivo sólamente sirve para eso, para atraer la atención de los hombres y despertar su interés. Lo que cuenta de verdad es lo que viene después, es decir, que la relación de amor cuaje y dure lo más posible!

Todos los seres humanos nacemos con nuestro propio atractivo natural que se manifiesta a los demás en nuestra forma particular de ser, en nuestra personalidad única, la cual muestra lo que somos y lo que nos distingue de las otras personas.
Nuestro carácter y nuestra manera de ser son determinados por el alma, puesto que surgen directamente de ella. Eso se puede observar ya en los niños recien nacidos y en los infantes, quienes tienen un atractivo natural muy poderoso y es como una energía que trasmiten a los demás. Esa energía o vivacidad la genera su alma pura, llena de amor y ternura.
Ese atractivo espiritual natural lo he llamado brillo de amor y cada ser humano adulto lo sigue llevando en su alma de niño, porque todos fuimos niños una vez. Es importante pues recordar, que ese brillo de amor permanece en la persona.

Uno no se debería de enamorar de un cuerpo atractivo, por la sencilla razón, de que el cuerpo envejece rápidamente y se va deteriorando, en cambio el alma humana no envejece ni se deteriora, porque es inmortal.

Recuerden que el cuerpo humano por sus instintos naturales, busca satisfacer únicamente sus necesidades biológicas: beber, comer y tener sexo. Mientras que el alma humana posee tres grandes necesidades ESPIRITUALES: amar y ser amado, la fe en Dios y la esperanza de vida eterna.

Mi consejo de todo corazón para tí: busca a alquien que ame más a tu alma que a tu cuerpo.

Concluyo con una frase de San Agustín de Hipona, la cual transmite uno de los mensajes más sabios y verdaderos que he leído en mi vida:

« LA BELLEZA CRECE EN TÍ EN LA MISMA PROPORCIÓN EN QUE CRECE TU AMOR, PUESTO QUE EL AMOR MISMO ES LA BELLEZA DEL ALMA »

Desechada la esperanza de la vida eterna, el sufrimiento se muestra al incrédulo como algo inútil, sin sentido y absurdo.

Pues, así como abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, igualmente abunda también por Cristo nuestra consolación. 2 Corintios 1, 5

El que no ha sufrido en la vida, no ha vivido en este mundo, ya que vivir es también tener que sufrir.
Y con la palabra sufrir no me refiero solamente cuando se sienten fuertes dolores, molestias e incomodidades en el cuerpo debido a enfermedades o accidentes, sino que lo más frecuente son la infinidad de esos sufrimientos que padecemos en secreto por contrariedades y problemas, como por ejemplo: disgustos y decepciones en el trabajo, fracasos personales, divorcios, rencillas y conflictos familiares, etc; y además hasta lo que sufrimos junto con nuestros seres queridos cuando a alguno de ellos no le va bien, tiene problemas serios o muere.

En vista de que el sufrimiento forma parte esencial de la vida humana, tenemos que sencillamente aceptarlo y asumirlo como una condición natural de nuestra existencia. Indudablemente, la vida en este mundo posee infinidad de encantos, atractivos y bellezas que compensan sus aspectos negativos como el sufrimiento.

Adicional a todo lo que la Creación ha puesto a disposición de la humanidad en este mundo material, Dios ha creado por amor al ser humano con un alma de naturaleza espiritual a imagen y semejanza suya, para poder relacionarnos directamente con Él mientras estemos en este mundo, y para vivir eternamente después de nuestra muerte.

El amor, la fe y la esperanza son las facultades espirituales más poderosas que Dios nos ha dado, para ser capaces de superar y vencer TODOS los sufrimientos, problemas, obstáculos y contrariedades que el destino nos pueda deparar en nuestra vida terrenal.
El amor, la fe y la esperanza son las tres virtudes espirituales primordiales que conforman lo que yo llamo el « chaleco salvavidas » espiritual con el que Dios nos ha equipado para sobreponernos a cualquiera mala situación, siniestro, tragedia o calamidad que podamos experimentar en la vida.

La vida es un don que Dios nos ha concedido a cada ser humano con un determinado propósito, que por lo general desconocemos y que quizás nunca llegamos a averiguar. Ese es un misterio más de la vida que Dios se reserva para sí mismo.
La vida humana se considera sagrada porque Dios nos la otorgado, y por lo tanto merece la pena vivirla hasta que llegue el momento de la muerte inevitable, sea cual fuere las condiciones, malas o buenas, en que se nazca y el destino que se tenga.

Si alguien no tiene fe en Dios, no siente amor y no tiene esperanza en una nueva vida eterna, para esa persona aún viviendo en las mejores condiciones materiales, puede llegar a perder el sentido y propósito de su vida, y de manera manera particular, el sufrimiento para ese individuo se convierte en algo absurdo e inútil.
En Europa, el continente más desarrollado y con el mayor nivel de riqueza del mundo, ya para 1920 fue fundada en Alemania la primera asociación que defendía la libertad de suicidarse. En Suiza está legalmente permitido el suicidio asistido por un médico desde hace 25 años. El número de los suicidios asistidos está aumentando fuertemente. Para el año 2000 fueron 200 personas y para el año 2015 ya eran 1000 personas.
Lo que más llama la atención de este nuevo fenómeno social y moral en el resto de las sociedades europeas, es que cada vez son más las personas jóvenes y sanas que exigen la legalización de una muerte digna por suicidio, que las personas viejas y enfermas.

El bienestar económico, las comodidades tecnológicas y la abundancia de bienes y servicios en las sociedades de consumo, no le proporcionan a la vida humana más propósito o sentido de vivir, ni tampoco consuelan el sufrimiento padecido.
El desarrollo industrial y tecnológico nos ha hecho creer, a traves de los medios de comunicación, que ganar dinero trabajando y consumir de todo para poder vivir cómodamente, es el « nuevo » sentido de la vida.
Pues, no sigamos creyendo esa falsa ilusión, porque los europeos que están hartos de consumir y de vivir con comodidades desde hace décadas, se están matando voluntariamente.

Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz. Salmo 36, 9