Si alguna persona te dijera, que para lograr vivir una buena vida es muy importante tener relaciones personales afectuosas y sinceras, seguramente tú te reirías de esa ocurrencia y no le harías caso alguno a ese consejo.¿no es verdad? Igual reaccionaría hoy la gran mayoría de la gente, puesto que eso de tener buenas relaciones personales, es algo tan natural y ordinario, que nadie le da mucha importancia al trato con la gente, porque es considerado como una actividad demasiado común y banal, y además es cosa sabida por todos.
Pero si esa información te la dijera un profesor de la Universidad de Harvard, seguramente sí se lo creerías y estarías dispuesto a leer todos los detalles al respecto. Pues sí, y aunque a muchos les costará creerlo, a esa sorprendente conclusión llegó un estudio de larga duración realizado por esa prestigiosa Universidad, sobre lo que de verdad nos hace mantenernos felices y sanos a lo largo de la vida.
Después de hacerle un seguimiento minucioso a las actividades de la vida privada de 900 personas durante más de 75 años, constataron los investigadores que el factor que más contribuyó a la felicidad y la salud de los participantes, fue la calidad y la intensidad de sus relaciones personales. En realidad, nadie del equipo responsable del estudio esperaba ese resultado.
Pero así como sucede con las cosas más que sabidas y que damos por descontadas, porque las hacemos sin recapacitar y sin ponerles mucha atención, en el caso concreto de nuestras relaciones, no tomamos plena conciencia del beneficio que nos brindan, y muchas veces ni nos percatamos de las satisfacciones o el placer que esos momentos nos generan. Por lo general, estamos más pendientes e interesados en aquellas actividades y metas de la vida, que en la sociedad tienen mayor prestigio como son acumular dinero, destacarse en la sociedad, trabajar duro y vivir cómodamente, a las cuales les dedicamos mucho más tiempo, atención y energía.
Ese estudio no hace más que confirmar una vez más, que la felicidad del alma es la felicidad del ser humano, y que esos lazos invisibles de amor que se crean y se desarrollan en nuestras relaciones sentimentales, familiares y de amistad con nuestros seres queridos, son los que más contribuyen a nuestra propia felicidad y salud corporal.
No hay duda de que el amor espiritual es la capacidad divina más poderosa, bella y sublime que Dios nos ha otorgado como un don a los hombres y las mujeres, para lograr vivir una buena vida con sentido y propósito.
De lejos Yavé se le apareció: «Con amor eterno te he amado, por eso prolongaré mi cariño hacia ti. » Jeremías 31,3
(ver video sobre dicho estudio https://www.youtube.com/watch?v=8KkKuTCFvzI