El amor verdadero es demasiado necesario para vivir una vida feliz y plena de sentido, como para menospreciarlo.

El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, apegaos a lo bueno. Amaos los unos a los otros con amor fraternal, en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. Romanos 12, 9-10

El ser humano es el único ser vivo capaz de fingir lo que no siente de verdad, y a través de un comportamiento falso, de engañar a los demás. De allí surgió el término hipócrita para señalar aquella persona, que actúa premeditadamente de manera falsa para obtener un beneficio. Los traidores políticos son muy buenos hipócritas fingiendo fidelidad y lealtad a alguien, para después traicionarlo.

El fingimiento de un amor que no se siente a una persona que si está enamorada y hacerle creer que la ama de verdad, es una hipocresía muy frecuente que se da en las relaciones de parejas.
¡Cuantos desengaños, desilusiones y frustraciones que se han dado en relaciones amorosas, han sido relatados en innumerables canciones, boleros y poemas populares en todo el mundo!

Pero resulta que aquellas personas, quienes tienen esa mala costumbre de fingir un amor que no sienten, no se percatan de que ellas mismas salen doblemente perjudicadas por su hipocresía:
En primer lugar, destruyen su propia facultad para ser felices, puesto que el amor verdadero es la principal fuente de la felicidad, y en consecuencia, permanecen siendo unos infelices, aun cuando lleguen a ser dueños de medio mundo.
Y en segundo lugar, el remordimiento de conciencia que se origina del engaño y la traición a su pareja, los inquieta y atormenta interiormente haciéndoles sentirse aún mucho peor. Recuerden la terrible consecuencia que sufrió Judas Iscariote, debido al beso traicionero que él le dió al Señor Jesucristo, para delatarlo a los fariseos que lo perseguían, antes de su cruxificción en el Calvario. Judas terminó horcándose de un arbol, unos días después.

El amor es la virtud espiritual más excelente , y es también, la más importante para vivir una vida con sentido y propósito. El amor es para nuestra vida interior espiritual, así de esencial como es el sol para la vida de la naturaleza en el planeta.
Así como no estamos conscientes de lo necesario que es el sol para nuestra existencia en la tierra, por ser algo tan ordinario y común, tampoco estamos conscientes de lo importante que es amarnos los unos a los otros para nuestra propia felicidad, y por esa razón, menospreciamos el amor verdadero y no lo consideramos tan importante como: el dinero, la profesión, la belleza, la moda, la fama, las diversiones, etc.

San Pablo describió magistralmente el amor verdadero y su gran relevancia para nuestras vidas en su primera carta a los Corintios en el capítulo 13, 1-7:

Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
1. Corintios 13, 1-3