Almanaque de la panadería Greggs en Inglaterra
Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9, 6
La celebración de la Navidad y su significado para los creyentes cristianos han sido sustituidos por la vanidad, el consumo y el comercio.
La vanidad de depositar nuestra confianza exclusivamente en las cosas materiales (regalos) y de aferrarnos a éllas, mientras olvidamos meditar en Dios y en lo breve y transitoria que es nuestra vida en este mundo.
En la Navidad no se celebra una FECHA, la del 25 de diciembre, sino un gran ACONTECIMIENTO, que fue el nacimiento del Señor Jesucristo, el Mesías Salvador enviado al mundo por Dios, para anunciar a toda la Humanidad la Buena Nueva de que después de la muerte, nos espera una vida eterna en el Reino de Dios.
No debería ser tampoco la fiesta de cumpleaños a la inversa en que se ha convertido la Navidad hoy en día, en la cual solamente los invitados son los que reciben los regalos, y al Niño Jesús el homenajeado, no se le da ningún obsequio y ni siquiera lo mencionan.
Uno se pone a reflexionar sobre el sentido de la vida en nuestra sociedad de consumo y a veces se pregunta: ¿He nacido yo para vivir comprando y consumiendo día y noche en supermercados, restaurantes y centros comerciales?
Yo considero que no. No somos animales de engorde, pero me temo que debido a nuestro estilo de vida como consumidores empedernidos, nos estamos pareciendo cada vez más a ellos.
El comercio y los comerciantes son los mayores responsables de la progresiva adulteración de la celebración de la Navidad. Ellos por su desmedido afán por alcanzar mayores ventas y mayores ganancias de dinero, han desvirtuado deliberadamente el significado religioso de la Navidad.
Hasta hace unos 60 años, todavía se respetaba el valor de las tradiciones cristianas y los comerciantes de aquella época, actuaban con moderación y consideración en sus campañas de publicidad y ventas en la época navideña. El respeto y la consideración de los comerciantes por la tradición, se les acabó desde hace ya mucho tiempo.
La foto que acompaña esta reflexión muestra hasta donde llega el atrevimiento y la insolencia de los comerciantes por su ambición de ganar más dinero en tiempos de Navidad: la empresa inglesa de panaderías Greggs publicó el mes pasado, un almanaque navideño con una escena del pesebre en la que los reyes magos se arrodillan a adorar un pan con una salchicha, en lugar del Niño Jesús. ¿No es eso el colmo de la falta de respeto de los empresarios?
La ambición y la rapacidad de los comerciantes y mercaderes no conocen límite alguno, y esos defectos los conducen no sólo a corromper y sobornar personas sino también a profanar sitios y tradiciones sagradas.
Con mucha razón e indignación Jesús expulsó a los mercaderes del Templo en Jerusalén:
Llegaron a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían las palomas, y no permitía que nadie transportara objeto alguno a través del templo. Marcos 11, 15-16