Aunque es verdad que en Europa mucha gente está abandonando las iglesias, eso no debe inquietar a los creyentes fieles.

Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oir novedades; apartarán sus oidos de la verdad y se volverán a las fábulas. 2. Timoteo 4, 3-4

Los creyentes cristianos que vivimos en Europa, sabemos que nuestra vida se desarrolla en medio de una cultura que desde hace ya décadas, ha estado ignorando los principios cristianos tradicionales y que las iglesias tanto católicas como protestantes han estado perdiendo aceleradamente miembros de sus congregaciones. De seguir esa tendencia del desinterés por la religión y hasta el rechazo hacia las iglesias, los cristianos seremos pronto una minoría religiosa más entre los musulmanes, judíos y los budistas.

Todos sabemos también que los tiempos cambian, y que desde que existe la humanidad, según leemos en la historia, las costumbres y las culturas han estado cambiando con el paso de los siglos. En la actualidad, por el avance de la ciencia y la tecnología, esos cambios son cada vez más a menudo por la frecuencia en que aparecen las novedades, que generan las nuevas tecnologías.

Otro factor muy importante e influyente son los medios de comunicación, los cuales han sido transformados en medios de manipulación, y lo más grave es, que han perdido la necesaria sinceridad, honradez y objetividad al transmitir informaciones. Hoy en día, los medios de comunicación mienten y manipulan las noticias descaradamente, procurando así que el público solamente lea o escuche las cosas que el mismo público desean escuchar, con el propósito de atraernos y persuadirnos.

En su Carta a Timoteo, el apóstol Pablo explica de manera magistral cómo funciona el corazón humano y cuánto nos gusta ver y escuchar fantasías e ilusiones en las pantallas, las cuales hacen que muchos se aparten de la verdad del Evangelio. Estos versículos de Pablo son una verdadera profecía para nuestros tiempos, porque descríbe exactamente lo que está sucediendo en las sociedades de consumo europeas y de todo el mundo en la actualidad, que es lo siguiente: el enfriamiento del amor a Dios, por haber sido encendido el amor al dinero, por los medios de comunicación.
 
En relación a la ambición por acumular dinero, el Señor Jesucristo nos advirtió:
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.  

Sin embargo y a pesar de esta divina advertencia, algunos pastores de iglesias evangélicas en los Estados Unidos en la década de los años 80, inventaron lo que ellos llamaron “el evangelio de la prosperidad”, un falso evangelio bien disfrazado y transmitido por televisión, que por cierto, les sirvió para hacerse millonarios en poco tiempo. Los llamados “teleevangelistas” más descarados usaron lemas publicitarios, como por ejemplo: “Sirve a Dios y vuélvete rico”.

Con falsos profetas como estos pastores corruptos, quienes se han estado aprovechando indebidamente de la fe de cientos de miles de personas incautas, para enriquecerse; no debe extrañarnos entonces, que exista mucha gente decepcionada de la religión cristiana.

Todos estos problemas y las situaciones escandalosas que han ocurrido en las iglesias, en la larga historia milenaria del cristianismo en el mundo, ya habían sido profetizadas en las Sagradas Escrituras, y además, todas sin excepción son conocidas por Dios, y por lo tanto, deben estar cumpliendo un determinado propósito divino, que nosotros desconocemos.

Debemos recordar que el Espíritu de Dios está siempre obrando y cuidando de sus fieles y de las iglesias. Recordemos también que Dios Padre nos juzgará a cada uno de nosotros en el día del Juicio Final, y que cada creyente cristiano que se haya mantenido fiel y haya adorado a Jesucristo en verdad y en espíritu, recibirá de nuestro Dios Justo y Misericordioso, lo que bien merece.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *