“Ningún éxito en la vida justifica el fracaso en la vida familiar”

La frase que uso como título de esta reflexión es de Fernando Parrado, uno de los sobrevivientes del avión uruguayo que se estrelló con 45 personas a bordo en 1972 en los Andes a una altura de 4.000 metros sobre el nivel del mar, accidente éste del que surgieron el libro y la película titulados “El milagro de los Andes”.

Los 27 sobrevivientes del accidente tuvieron que enfrentarse a duras condiciones ambientales para lograr sobrevivir con temperaturas bajo cero de -25 a -42 °C en las montañas congeladas, aún en plena época de nevadas, en medio de la primavera austral.

Fernando Parrado, uno de los únicos 16 pasajeros que lograron sobrevivir después de más de 2 meses de una colosal lucha por sus vidas, a 36 años de aquella historia que asombró al mundo, consiguió conmover a 2.500 participantes de un foro de negocios y capacitación empresarial, al transmitirles las lecciones que aprendió de sus experiencias durante y después de la tragedia de vivir 72 días sin agua ni comida, sobre un glaciar en plena Cordillera.

Su conferencia en ese foro de capacitación empresarial, la inició con el relato acompañado de fotos y videos de cómo y por qué, él y sus otros 15 compañeros lograron sobrevivir en un lugar y bajo unas condiciones extremas donde no se podía sobrevivir. Parrado narró los momentos que lo marcaron de aquella terrible odisea a 4.000 metros de altura en la que perdió a su madre y a su hermana, además de buena parte de sus amigos.

Entonces sobrevino el momento más inesperado de la charla: «Esta no es la historia que vine a contar», avisó. Y se puso contar entonces, que su verdadera historia empezó al regresar a su casa, sin su madre y su hermana, sin sus amigos de la infancia y al encontrar a su padre con una nueva pareja.
Y dijo entre otras cosas lo siguiente: “Lo importante viene después del trabajo.
Las empresas son importantes, el trabajo lo es, pero lo verdaderamente valioso está en casa después de trabajar: la familia.
No se olviden de quien tienen al lado, porque no saben lo que va a pasar mañana.»

Con su insólito testimonio personal, el señor Parrado está transmitiendo una admirable y valiente exhortación para la reflexión, a cientos de miles de personas en el mundo, quienes tienden a considerar como más valiosos al éxito profesional, el ganar mucho dinero y el prestigio de tener una posición gerencial, que su propia vida sentimental y familiar.

Parrado con su mensaje al mundo, esta confirmando la gran importancia que tiene en nuestras vidas el hecho de reflexionar bien sobre las decisiones que estamos por tomar y que previamente deberíamos de establecer las prioridades: ¿Qué es en esta vida lo esencial, lo conveniente y lo accesorio para nosotros?

El señor Parrado asi como innumerables personas anónimas han logrado reconocer y percatarse de lo esencial de la vida, sin embargo, después de experimentar en carne propia duras y trágicas experiencias.

La otra gran guía verdadera y vasta en enseñanzas, que disponemos para conocer y poder instruirnos sobre los temas esenciales de la existencia humana es la Biblia. Las sagradas escrituras son las revelaciones de Dios, que como alimento espiritual del alma humana, se refieren casi exclusivamente a nuestras necesidades espirituales básicas o esenciales, las cuales son universales, es decir, son las mismas en todos los seres humanos que han existido en todas las épocas de la historia de la humanidad.

Como ejemplo transcribo a continuación un párrafo de la Biblia, que se refiere a lo más esencial de la vida de los hombres y las mujeres:

Cuando los fariseos supieron que Jesús había hecho callar a los saduceos, se juntaron en torno a él. Uno de ellos, que era maestro de la Ley, trató de ponerlo a prueba con esta pregunta: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de la Ley?». Jesús le dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran mandamiento, el primero. Pero hay otro muy parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley y los Profetas se fundamentan en estos dos mandamientos. Mateo 22, 34-40

Ya lo afirmaba Jesucristo hace más de 2.000 años que el amar a alguien y el ser amado, es para todo ser humano la necesidad espiritual más importante, porque es de las facultades humanas, la más esencial.

Parrado en su conferencia confirma con otras palabras lo anunciado al mundo por Jesús, cuando asegura que “lo importante viene después del trabajo”. ¿Y a qué personas les dedicamos nuestro tiempo y nuestra energía vital después del trabajo? A nuestra familia y amigos, es decir, a nuestros seres más amados y más estimados, a quienes nos unen verdaderos lazos invisibles de amor y de cariño.

Es en el ámbito de nuestras relaciones personales, donde ese dominio invisible de lo espiritual se hace realidad y está en constante actividad. Ése es el terreno fértil  donde la infinidad de lazos invisibles de amor nacen, se desarrollan, se alimentan e intercambian, haciendo posible las relaciones humanas.

Los lazos espirituales de amor entre familiares, los cuales no se ven pero se sienten,  es lo que verdaderamente tiene valor y lo que cuenta en la vida. Eso es lo fundamental en la vida humana. 

Sin duda, tener una vivienda, por ejemplo, es necesario e importante, pero lo ESENCIAL es la vida familiar que dicha vivienda abriga y que uno mismo sustenta y atiende con tanta dedicación todos los días.

Independiente de tus inclinaciones y preferencias, yo personalmente te aconsejo lo siguiente:  
Escucha primero lo que te dicen tu conciencia y los profundos deseos de tu corazón. No te dejes persuadir por lo que hacen los demás, por lo que está de moda, ni mucho menos creer los mensajes manipuladores de la publicidad, de que la vida sólo se puede disfrutar y vivir con mucho dinero, para poder satisfacer todos aquellos antojos, que esa misma publicidad, sin darte cuenta, te ha metido en la cabeza.

Concluyo con un refrán muy famoso creado por la sabiduría popular, cuyo acierto y prudencia son insuperables: “ El trabajo es tan malo, que pagan por hacerlo.”

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