Amar a los demás es lo que te hace digno de ser amado

Te has preguntado alguna vez en tu vida: ¿si te mereces que alguien te ame, o dicho de otro modo ¿si te has hecho digno de ser amado por alguien?

Supongo que muy pocas personas se habrán hecho esa pregunta, debido a que todos creemos o nos imaginamos que poseemos buenas cualidades que gustan o atraen a los demás.  Esa supuesta atracción la aceptamos como una realidad en nuestras vidas y en consecuencia, nos dedicamos a adquirir más atributos (cuerpo y aspecto atractivos, profesión académica, alto ingreso mensual, conocimientos) que nos distingan para hacernos aún más atractivos.

Sin embargo, nos olvidamos que el hecho de hacernos atractivos no es en absoluto suficiente para ser amados por alguien. Una cosa es ser una persona atractiva y otra muy diferente es ser una persona digna de ser amada. Primero, debemos ser capacez de amar a los demás, para llegar a merecernos ser amados por alguien.

San Agustín después de haber meditado profundamente sobre la caridad, logró llegar a la conclusión de que el amor es la cualidad espiritual por excelencia que le transmite la belleza al alma humana, y así lo manifestó a sus oyentes en uno de sus sermones, con la siguiente sentencia:
“La belleza crece en ti en la misma proporción en que crece tu amor, puesto que el amor mismo es la belleza del alma.”

Agustín define al amor como el ingrediente indispensable que hace crecer o aumentar la belleza, la hermosura o el encanto en un ser humano de manera efectiva y duradera. Entre más capaz sea una persona de amar al prójimo como así mismo, más merecedora será esa persona de ser amada por los demás.

El amor es un arte que hay que aprenderlo amando. Es necesario amar a alguien para aprender el arte de amar.

Y ahora, un par de preguntas más para meditar:
¿Cuanto tiempo ocupas diariamente en amar a los demás?
¿Has amado tanto a alguien como para que merezcas ser amado de igual forma?

San Juan de la Cruz en su obra Cántico espiritual, describió con la siguiente frase lo que se puede llamar la ley del amor cristiano: “sólo con amor el amor se paga”

Toda persona que ama incondicionalmente a otros, recibe amor en gratificación y recompensa.

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